Desde que trabajo en Tiempo Argentino, conocí a malabaristas, astronautas, chefs de la India, historiadores, paleontólogos, lanzadores de martillo, egiptólogos, Abuelas de Plaza de Mayo, escritores eróticos, sobrevivientes del nazismo, bailaoras, boxeadoras y hasta águilas que fueron liberados y volvieron a su verdadero hábitat. Detrás de cada uno de esos personajes, que son tan sólo un puñado de los que me abrieron las puertas de su mundo y me explicaron su vocación, hay miles de historias. Todas hermosas, las que llegan cada tanto a la tapa y las que se quedan dentro de Sociedad, Deportes o en una entrevista de la Contratapa, las tres secciones de las que formé parte en mis tres años en Tiempo. Este diario, que quiero profundamente, me regala eso cada día: la posibilidad de maravillarme cotidianamente, acercándome a universos de los que en mi vida pensé que podría ser parte y ofreciéndome la oportunidad y la responsabilidad de contarlos, a mi manera y a su manera. La otra maravilla que me permite vivir este diario son mis compañeros, a los quiero tanto escribiendo, investigando o entrevistando para una nota como dándole duro al bombo una tarde en medio de esta lucha.
El diario, además de todo eso, me da de comer. Es mi trabajo, el que me permitió conocer Europa por primera vez después de ahorrar un año y el que me hizo posible mudarme con mi amor Eduardo, mi compañero de oro de estos días y de siempre.
Todo eso es Tiempo Argentino para mí. Mi posibilidad de conocer mundos, mis compañeros, mi trabajo y mi medio de vida. ¿De verdad alguien cree que no vale la pena luchar por todo eso?
Amiiiga sos la mejor!!!
Tus bellas palabras de cuando éramos adolescentes las seguís conservando, tu corazon no cambia! Sos de oro! Tus sentimientos son genuinos siempre! Te amo y te deseo lo mejor en la vida! Sos una genia, periodista de la ostia!
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Amiga hermosa!
Te amo! Gracias por acompañarme tanto estos días y por tirarme siempre buena onda, nunca me voy a olvidar de eso!
Siempre juntas! 🙂
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