Luego de intentar cerrar el expediente en el ministerio, Ezequiel Sabor, segundo en linea de mando luego de Jorge Triaca aceptó constituir un ámbito de debate entre los delegados de Tiempo y América y los representantes de distintos organismos públicos para explorar la viabilidad de un plan de contingencia, el pago de lo adeudado, y variantes para capitalizar la naciente cooperativa.
La movilización del pasado 31 de marzo podría estár generado sus primeros frutos.
Durante esta semana debe realizarse, con fecha no confirmada, una reunión con la participación de la cartera laboral representada por el vice ministro y la convocatoria a las secretarías de medios de la Nación, de la Provincia de Buenos Aires y la CABA, el Enacom, la Secretaría de Comunicaciones y el Ministerio de Desarrollo Social.
Aquel día de la movilización (que también visitó las oficinas de Sergio Szpolski en Puerto Madero), las autoridades de la cartera laboral habían intentado ignorar el reclamo no dando respuesta a los insistentes pedidos de audiencia con Jorge Triaca efectuados, formal e informalmente, por las comisiones internas de Tiempo y radio América con el propósito de desgastar a los trabajadores.
Sin embargo, éstos, con gran tenacidad y bronca cortaron casi toda la avenida Alem durante varias horas dando muestras de estar dispuestos a quedarse hasta que los atendieran. Así se tuvo que abrir una reunión que, en rigor, fueron tres tediosas sesiones que fueron paulatinamente escalando jerarquías en los rangos ministeriales. En aquellas audiencias, el compromiso asumido fue el de conceder, finalmente, una reunión con el Secretario de Trabajo Ezequiel Sabor para la semana siguiente. En aquella cita, pautada para el lunes 4 de abril a las 16 hs, las autoridades del ministerio trataron de quebrar la paciencia de los trabajadores haciéndolos esperar hasta las 19 hs en el hall externo del ministerio. Al interior, centenares de trabajadores del propio organismo, ocupaban el hall reclamando contra los más de 250 despidos perpetrados por el estado- patronal.
Finalmente, Ezequiel Sabor en persona, aunque de manera informal, sentenció que «la mediación del ministerio está agotada» y que, por lo tanto, recomendaba «pedir la quiebra para modificar el status jurídico de la empresa» e intentar viabilizar una salida por «la vía de un síndico nombrado por el juez». En esa oportunidad, los trabajadores explicaron al funcionario que interpretaban esa exigencia al pedido de quiebra como una forma de «patear la pelota a la tribuna» y que, al contrario, de lo que sostenía Sabor, el ministerio todavía tenía mucho por hacer. Empezando por aplicar las multas a la patronal que se habían negado a ejecutar en nombre de una supuesta nueva venta. Además, aseguraron, la cartera podía ser convocante a una reunión en la que se pudiera explorar, en primer lugar, un paliativo alternativo a los Repro (que insistentemente negaron los funcionarios por cuestiones de forma) y abrir el debate formal acerca del reclamo del uso de la deuda existente en materia de pauta oficial para saldar las acreencias salariales y capitalizar la cooperativa que se está poniendo en pie. La especie esgrimida por los funcionarios acerca de una supuesta rigidez formal a la hora de aplicar subsidios y programas fue rápidamente rebatida con el reciente caso de los subsidios para los petroleros de la Patagonia otorgados bajo esta misma gestión y financiados por el ministerio de energía.
El ministerio, en ese caso, ofició de organizador de la mesa a través de la cual se alcanzó ese acuerdo sui generis que se valió de un financiamiento paralelo a las fuentes establecidas en el presupuesto para este ejercicio.
La «versatilidad con el propósito de resolver conflictos gremiales no es patrimonio sólo del gobierno anterior. Cuando hay voluntad política este gobierno también se ha dado los mecanismos». Sostuvieron los delegados.
Así las cosas, el funcionario aceptó la convocatoria a una nueva reunión convocando a los actores que, los propios delegados, indicarían en un escrito. Sabor, sin embargo, anunció que se trataría de «la última reunión en el marco del ministerio». Los delegados exigieron, además, pruebas fehacientes que demuestren la aplicación de las multas tal como lo había asegurado el alto funcionario.
Así, sin fijar audiencia, los representantes de los trabajadores se retiraron a la espera de la confirmación de esa nueva reunión que, a una semana, aún no se produjo
La Asamblea de Tiempo resolvió esperar aquella fecha en estado de alerta para producir, ese día, una nueva movilización hasta obtener resultados concretos.
Sin embargo, y luego de ningunear nuevamente los insistentes pedidos de confirmación de la reunión, la cartera convocó a una audiencia el martes 12 a las 17.30 horas avisando a los representantes gremiales con apenas dos horas de anticipación.
Allí no se hizo presente la secretaría de medios pero sí el Enacom. Además, estuvo todo el elenco de funcionarios que vienen llevando adelante el conflicto: el mediador Ortolano, Brigante, Sosa etc. etc. que secundaron al vice ministro. Mariano Martínez, se hizo presente pero solicitó participar de una reunión paralela en forma bilateral con la cartera donde explicó que buscaría retrotraer la operación.
El segundo intento de promover un pedido de quiebra fue rechazado en forma tajante: «no vamos a pedir una quiebra sin red», explicaron los delegados y exigieron formalizar una mesa de trabajo para encontrar una salida de corto, mediano y largo plazo a la cartera. La secretaría de medios no se presentó porque no fue convocada el organismo según tuvieron que reconocer las mismas autoridades del ministerio.
No se trató de la «última reunión», puesto que, Sabor, se vio obligado a acceder a dar un canal formal a la convocatoria en la que, además, los trabajadores exigieron la participación de representantes del Ministerio de Comunicación (a cargo de Hernán Lombardi) y de Desarrollo Social. Los trabajadores de Tiempo elegirán esta semana a su consejo administrativo para empezar a editar nuevamente el diario, ahora, en sus propias manos. La lucha se dará en varios frentes en forma paralela que, en definitiva, son uno solo: el reclamo de que el Estado de respuesta a los derechos de los trabajadores que han sido vulnerados por una patronal vaciadora. «