Hace unos días, la Cámara Argentina de Comercio y la CAME firmaron con el gremio de la actividad un alza en los salarios del 20% para la primera parte del año. El acuerdo, que tiene algunos extra fijos, incluye una cláusula para retomar las negociaciones en el segundo semestre. No es la única discusión salarial que se está dando en estos términos, pero para semejante esquema se presenta un problema relevante: las paritarias desdobladas apuntan a que en el segundo semestre una contracción de la inflación les permita a los empresarios negociar por menos porcentaje, y que el alza anual de los sueldos supere apenas el 30%. Como sucedía en el kirchnerismo, el Ejecutivo que conduce Mauricio Macri pretende que no haya acuerdos que toquen el 40%. Por eso el ministerio de Trabajo le toma el pulso en forma directa y constante a las mesas de discusión.
Pero Nación tiene un enemigo interno: el desboque de los precios en bienes y servicios. Un combo entre aumentos generados por el propio Gobierno, especulación empresaria y los efectos de una devaluación que ya supera el 60%. Con estos números, ni el más entusiasta de los cálculos proyecta una inflación inferior al 40%. En este orden de cosas, las negociaciones a mitad de año -que se preveían más calmas y a la baja- estarán igual de la calientes que los precios.
Lo más reciente en materia de subas es lo ocurrido con medicamentos. Hubo allí alzas del 100%. Y a la segunda mitad del 2016 le resta aún recibir las tarifas acomodadas del gas, luz y la quita de subsidios al transporte. Incrementos que se suman al pelotón de subas en prepagas, peajes, alquileres, carne, supermercados y combustibles. Todo en un escenario en el que el salario de bolsillo perdió potencia ante la escalada en los valores de la canasta.
La nueva coyuntura política y económica, en la cual la Secretaría de Comercio casi que dejó de actuar para regular inflación, pone además a los gremios en un estado de alertas. En las mesas salariales se empezó a colar la charla sobre la conservación de las fuentes de trabajo. Un punto que empieza a funcionar como extorsión para paritarias a la baja. El sector de los bancarios es un buen ejemplo de la crisis de empleo y económica, que va más allá del esquema de despidos en el sector estatal. Hace unos días se realizó en la City una movilización del gremio para alertar respecto a más de 2000 puestos de trabajo en riesgo. Es que la filial local del Citibank anunció meses atrás que dejará el negocio de banca de personas en Argentina. Esa porción está en venta, pero hay mucha preocupación entre los trabajadores por la continuidad del empleo. Los casos de la suspensión de trabajadores en las obras de Atucha 3 y en la planta de Ar Zinc en Fray Luis Beltrán también encienden alarmas. Era inevitable que los despidos en el Estado generaran un efecto contagio entre empresarios privados, que se sienten legitimados para echar personal. Lo mismo ocurre en medios de comunicación como el Grupo 23 y Grupo Indalo.
En este marco, la paritaria se transforma en una perla dificil de cuidar, lo que requiere que el Estado se haga cargo de mediar para que no siga cayendo el empleo y para el salario no siga perdiendo contra los precios.
La oposición, además, hundida en el debate por el pago a los fondos buitre, empezó a pedir tímidamente la apertura de una agenda de actualidad, que incluya inflación y Ganancias. Todo, a la luz delos hechos, parece muy alejado de los objetivos del Ejecutivo Central.