Un 0-0 que no fue casualidad

En un accionar conjunto minutos antes del partido, los reporteros gráficos mostraron la bandera que denuncia la situación de los trabajadores del diario y todo el Grupo 23. No fue un hecho menor. El marido de Vanucci fue candidato a vicepresidente de River y tiene vínculos con dirigentes. Richarte, socio oculto de Szpolski, es vice tercero de Boca.

La del domingo era una tarde hermosa para ver fútbol. Más todavía si se trata de un clásico. De un River-Boca. Todos los ojos futboleros criollos apuntaban hacia Núñez, el Monumental. No podía faltar, entonces, el reclamo que vienen sosteniendo desde hace tres meses las y los trabajadoras del Grupo 23, que no cobran sus salarios desde diciembre. Ante los 60 mil hinchas millonarios que fueron a ver el Superclásico también se desplegó la bandera que grita contra el vaciamiento del Grupo 23 y señala a Matías Garfunkel y Sergio Szpolski como los responsables de este amargo verano que viven 800 familias.

Faltaban unos minutos para que Marcelo Barovero, capitán gallina, y Carlos Tevez, capitán bostero, salieran a la cancha para jugar ese partido que según el medio británico The Observer está entre los 50 mejores espectáculos del mundo. Gracias a la solidaridad de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), esa bandera que ya caminó por las calles de Puerto Madero, que estuvo en el Obelisco y en la Casa Rosada, que se vio en el Parque Centenario y otras plazas porteñas también transitó por los anillos del Monumental.

Algunos hinchas se hacían visera con la mano para tapar el sol y poder leer la consigna. Otros, más chicatos, preguntaban al de al lado si entendían lo que decía. Por si alguno no la pudo identificar se repite en estas líneas: Szpolski-Garfunkel: No al vaciamiento del Grupo 23. Medio centenar de fotógrafos, que estaban presentes en Núñez para inmortalizar en su lente lo que resultaría un Superclásico sin emociones, sostuvieron la bandera durante unos diez minutos. Sin importar el medio para el que trabajan, todos se unieron en la causa común de la lógica y la razón: el reclamo de trabajadores que durante años cumplieron con sus funciones pero desde diciembre pasado han quedado descabezados, sin salario y esperando que una patronal que se ha puesto el disfraz de fantasma pague lo que debe.

No fue casualidad que la bandera apareciera en un River-Boca. No sólo estuvo allí porque es el evento deportivo más esperado del país. Ni tampoco porque el primer domingo de marzo, con un sol que brillaba más que un mueble lustrado con Blem, invitaba a acercarse a Udaondo y Figueroa Alcorta. Matías Garfunkel, que fue candidato a vicepresidente en las últimas elecciones, es un habitual visitante de los palcos del Monumental. Dos Superclásicos atrás, Garfunkel estuvo presente junto a su mujer Victoria Vanucci como invitado de Matías Patanian, vice segundo millonario, que recibió un tuit elogioso del empresario vaciador: “Siempre que viniste a la cancha River ganó. Siempre con exitos @V_Vannucci @MatiasPatanian. Somos mucho más que Boca.” El vice primero del Millonario también tiene vínculos con el empresario vaciador Szpolski: se trata de Jorge Pablo Brito, presidente del Banco Macro. Cuando todavía pagaban los sueldos, el Macro era el banco elegido por los dueños del Grupo 23 para depositar los salarios de los trabajadores. Ahora, el Macro no ha mostrado ningún tipo de benevolencia con los laburantes que viven esta situación atípica y no pueden pagar los vencimientos de la tarjeta ni realizar movimientos en sus cuentas por un motivo muy sencillo: no hay plata.

Pero los vínculos turbios no sólo llevan la franja roja. En Boca también uno de los sillones de la vicepresidencia tiene olor hediondo. Darío Richarte, vice tercero del club, tiene un máster en ocupar lugares importantes en espacios de poder: entre otras cosas supo ser el segundo hombre de la SIDE durante el gobierno de la Alianza y reciente vicerrector de la Universidad de Buenos Aires. Además, es socio oculto de Szpolski y Garfunkel en el Grupo 23, según han reconocido ellos mismos. Richarte es otro de los que tiene en sus bolsillos la plata de los trabajadores.

Esos son los motivos por los que la bandera del «No al vaciamiento del Grupo 23» se hizo presente en el Monumental. Pero Garfunkel y Richarte lo hicieron otra vez: vaciaron el clásico, hicieron negocio con el 0 a 0 y quedaron en deuda con todos los que vieron el partido, sea en la cancha o por televisión.

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