El partido que un diario no pudo contar

Por primera vez después de seis años, Tiempo no cubrió el Superclásico. Dos cronistas del diario estuvieron en el Monumental aunque sólo como hinchas. Otra de las consecuencias por el accionar de la patronal vaciadora.

Desde que Tiempo Argentino salió a la calle por primera vez en mayo de 2010 hasta que dejó de imprimirse en febrero de este año, el diario había hecho la cobertura de todos los Superclásicos jugados en ese lapso. Pero ayer, después de más de cinco años, de 29 partidos entre River y Boca, y de encuentros que van a quedar en la historia, esa racha se cortó cuando los dos equipos empataron sin goles en el Monumental porque el lock out patronal no permitió que los trabajadores de Tiempo realizaran su trigésima cobertura del partido más popular del país. Aún así, un redactor de deportes y uno de informes especiales se cruzaron en la tribuna Centenario alta del Monumental, en el mero rol de hinchas.

Ninguno de los dos pudo volver a la redacción para, después del habitual intercambio con los editores de El Gráfico Diario, comenzar a escribir su artículo que seguramente iba a la página tres o a la cuatro del suplemento deportivo. Ninguno de los dos pudo debatir los puntajes con el resto de la redacción, que siguió los vaivenes del partido por tevé. Se quedaron con las ganas de elegir a Nicolás Domingo como la figura, de criticar la actuación de los laterales de Boca o de intentar explicar lo inexplicable: cómo hicieron Iván Alonso y Rodrigo Mora para no meter el gol a diez minutos del final, cuando un centro del Pity Martínez los dejó solos frente al arco de Boca sin más oposición que Agustín Orion.

Tampoco pudieron presenciar la conferencia de prensa de Guillermo Barros Schelotto, el novel entrenador de Boca, quien en su primera semana en el cargo dirigió al equipo en dos 0-0, ante Racing y ante River, y en ambos encuentros sus dirigidos no sólo no pudieron anotar, sino que también estuvieron lejos de hacerlo. De hecho, ayer, sólo Carlos Tevez tuvo una situación clara de cara al arco de Marcelo Barovero. “Si no hubiera dificultades Boca no habría cambiado de técnico”, reconoció el Mellizo ante varios micrófonos y grabadores en los pasillos del Monumental, sin que el cronista de Tiempo tuviera que codearse con los cubreboca para intentar colar el suyo. También quedó exento de esa tarea su par encargado de seguir la actualidad riverplatense, aunque al jugarse en Núñez, en vez de pelearse con quince o veinte periodistas en los pasillos de la cancha, ayer lo que no pudo hacer es sentarse en el anfiteatro del Monumental para escuchar al Muñeco Gallardo decir: “Los partidos se ganan con goles y hoy no pudimos concretar. Jugamos mejor, es verdad, y hasta tuvimos más conexión de juego. Nos faltó ese último pase a la red que es lo que define un partido”.

El domingo 24 de abril será el turno de que Boca reciba a River en el segundo Superclásico del campeonato y el tiempo dirá si las dos acreditaciones pedidas en diciembre serán utilizadas para trabajar o si toda esta escena del Monumental se repetirá. La lucha de los trabajadores puede definir esta cuestión.

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