Los agentes de prensa: compañeros de ruta en el trabajo y ahora en este baile

Conocidos en la jerga periodística como «prenseros» tienen trato cotidiano con los trabajadores de todos los medios, a veces para pasar un dato y otras para pedir la difusión de algún evento. Hay veces que unos buscan a los otros y otras a la inversa. Hoy, muchos de ellos se encuentran en la calle acompañando la lucha y comparten su testimonio y solidaridad.

Nos acompaña desde la primera manifestación a las oficinas del vaciador Szpolski en Puerto Madero. Karina Nisinman, agente de prensa de importantes artistas populares, es una de las tantas personas que desde que Tiempo salió a la calle encontró en el diario un espacio de divulgación de los músicos, actores y escritores que representa. El silencio de Tiempo, provocado por una patronal estafadora, es el silencio no solo de sus periodistas, fotógrafos, diseñadores sino el silencio de muchas voces que a diario encontraban en estas páginas su canal de visibilización. Así lo entendió Karina desde un comienzo –como muchísimos otros agentes de prensa con los que trabajamos codo a codo- y nos acompaña desde entonces en cada manifestación, nos visita en la redacción y, junto a varios de sus artistas, ha participado en los eventos organizados por los trabajadores para nuestro Fondo de Lucha.
En estos días de angustia pero tenaz pelea por nuestro derecho a trabajo y al salario, Karina nos hizo llegar su reflexión.
“Mi tarea es hacer prensa de artistas. En general trabajo con músicos, todos ellos muy talentosos y varios de ellos muy prestigiosos. Pero el prestigio y el talento cada vez importa menos en este mundo de multinacionales, chismes y Gran Hermano.
Estoy en contacto con los periodistas de Tiempo Argentino desde que arrancó la primera edición. Siempre encontré gente bien dispuesta a recibir el material que yo les ofrecía y un espacio donde dar a conocer a los artistas y su obra.
Cuando este año comenzó el conflicto por el cese de pago de sueldos, no dudé ni un segundo en salir a acompañarlos en su lucha y tratar de dar una mano. El primer por qué no tiene una explicación racional, es el simple impulso de ver a gente tan cercana a uno -que en el correr de los años y el trato cotidiano se transformó en gente muy querida y algunos ya son amigos- que la está pasando injustamente mal.  Si analizo un poco más, creo que no es solo por ver pasar este mal momento a los Trabajadores del Grupo 23 que yo me solidarizo. Ellos son gente necesaria para que mi trabajo sea visible; son necesarios para mí y para los artistas a quienes hago prensa. Unos cuantos de ellos se sumaron también a apoyar a los periodistas y a mí me da mucho orgullo y emoción comprobar una vez más su gran corazón. Sé que esa solidaridad tiene que ver con el agradecimiento por el lugar que desde el comienzo se les da en Tiempo Argentino (así como en 7 Días y Radio América). Sé que -como yo- lo harían por los trabajadores de otros medios si pasaran por esta situación. Por supuesto creo que Tiempo Argentino es necesario porque es otra voz, diferente a la hegemónica, pero básicamente me indigna que los dueños (y toda su payasada, que vengo siguiendo desde el inicio) pierdan de vista que aquí se trata de seres humanos que merecen que su trabajo sea respetado.
Hoy en día los veo organizando marchas, festivales, colectas y todo tipo de acciones creativas que merecen mi más profunda admiración, pero yo quiero ver pronto a los trabajadores de Tiempo Argentino sentados en sus puestos de trabajos y haciendo lo que nunca tenían que haber dejado de hacer”.

Mónica Zavala, del equipo de Prensa del legislador porteño José Cruz Campagnoli (Nuevo Encuentro – FPV), otra de las agentes con las que trabajamos a diario también nos acercó sus palabras. “Los trabajadores del Diario Tiempo Argentino y el Grupo 23 vienen demostrando su incansable actitud de lucha frente al brutal vaciamiento de su fuente de trabajo y su compromiso en la defensa de la pluralidad de voces. La Ley de Medios llegó para democratizar y universalizar el acceso a la información y los trabajadores de Tiempo fueron parte de esa lucha. Para quienes somos voceros de prensa resulta fundamental el trabajo que realizamos habitualmente en conjunto. Tiempo es un diario hecho por profesionales con un fuerte compromiso con el lector, es uno de los medios imprescindible para que el conjunto de las voces puedan ser escuchadas. No queremos que haya un monopolio de la palabra como pretende Macri, con la disolución de la Ley de Medios, para obtener un blindaje mediático. Necesitamos más voces y más medios para hacer entre todos una mejor democracia. Vamos a seguir defendiendo  la continuidad de Tiempo Argentino y a seguir acompañando a nuestros colegas periodista en su lucha”.
Del equipo de prensa de Agustín Rossi, Salomé Sencar, también se solidarizó con los trabajadores de Tiempo entendiendo que una voz que se silencia representa en realidad las voces de varios sectores que, hoy más que nunca, necesitan ser representadas.  “Bajar la persiana de un medio significa herir a la democracia. Un medio menos es un parlante más que se apaga y voces que se silencian. Hecho que abona a la idea de aquellos que aplauden una democracia chata y poco plural.
La lucha que están llevando a cabo los trabajadores y trabajadoras del Grupo 23 es un ejemplo de dignidad como así también de trabajo colectivo ante tanta desidia por parte de los patrones que TIENEN QUE HACERSE CARGO. Y es también una gran batalla para continuar contando verdades, tan necesario en estos tiempos. La resistencia continúa. Toda la energía para que pronto podamos ver la pluma y el trabajo de cada uno de ustedes nuevamente en la calle”.

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