Mario de la Llave

Yo ya trabajaba en el Grupo 23 desde el 18 de septiembre de 2006 (segunda desaparición de Julio López) y en marzo de 2010 me entero que el dueño (el vaciador Szpolski) estaba por abrir un nuevo medio, un diario; le envío un mail y le pido que me tenga en cuenta. A la semana estaba en la redacción de Tiempo Argentino.

La expectativa era enorme, pero lo que realmente me impresionó fue la variedad y la calidad de gente que conocí y hoy sigo conociendo, día a día, asamblea tras asamblea, marcha tras marcha.

Un grupo de gente con las que tengo algunas diferencias y muchas coincidencias que con el devenir del trabajo en grupo hemos aprendido a conjugar. En momentos tranquilos tratamos de limar las diferencias y en estos momentos donde la turbulencia es grande TODOS hacemos prevalecer las coincidencias. Con una asamblea de lujo, donde cada uno expone libremente lo que piensa sin perder el objetivo común que tenemos.

La unidad de los trabajadores de Tiempo y la solidaridad de otros compañeros del gremio hacen que esta lucha no sea en vano.

Hoy cada abrazo a un compañero es lo que nos mantiene en pie.

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