Los países centrales advirtieron que se está acabando la posibilidad de impulsar el globo y reclamaron medidas concretas pero no llegaron a ningún acuerdo. Un nuevo fracaso evidencia las dificultades que muestran las naciones desarrolladas para avanzar en un plan específico para salir de la crisis internacional.El ministro de Hacienda y Finanzas de la Argentina, Alfonso Prat-Gay señaló ayer, en el marco de la reunión anual del G20, que el nuevo gobierno de Cambiemos llegó a este circuito de los naciones más importantes del globo para “insertar al país” en el contexto internacional.
Sin embargo, la paradoja de esta declaración es que mientras el presidente Mauricio Macri lleva adelante una dura política de ajuste fundada en una megadevaluación del 60% con más de 25 mil despidos en el sector público y otra cantidad igual o superior en el sector privado, los responsables del G20 exigieron poner en marcha políticas fiscales “flexibles” que dinamicen la alicaída economía mundial.
Durante la reunión de Ministros de Finanzas y Presidentes de los Bancos Centrales del G20 que tuvo lugar en Shangai, Prat-Gay sostuvo que busca reestablecer las relaciones financieras internacionales.
El Ministro de Hacienda y Finanzas Publicas, plasmó la intención de insertar a la Argentina nuevamente en el mercado mundial y reestablecer las relaciones financieras internacionales, en línea con lo establecido en Davos.
En su intervención, el ministro resaltó los avances en el proceso de negociaciones con los fondos buitre y la «normalización» de la relación con el Fondo Monetario. De esta forma, durante la reunión del foro que reúne a las principales economías del mundo, el ministro discutió el panorama de la economía global y precisó los pasos que Argentina esta dando bajo la gestión de Macri para «recuperar los lazos con el mundo».
«Queremos ser parte de la discusión y de la solución», afirmó.
En otra intervención, celebró los avances relacionados con las mejoras en las Cláusulas de Acción Colectiva y su inserción en las nuevas emisiones de deuda.
Al finalizar dicha reunión, el G20 reconoció que la política monetaria por sí sola no es suficiente para combatir los crecientes riesgos globales, pero los líderes no lograron esbozar nuevas medidas concretas, ofreciendo sólo promesas vagas y generales.
Frente a un nuevo paradigma de bajo crecimiento y el legado de la crisis, los bancos centrales han mantenido las tasas de interés cerca e incluso por debajo de cero durante años, esperando en vano a que los gobiernos realicen reformas en lugar de señalar a la política monetaria. En un mundo de políticas monetarias poco convencionales impera la ley de rendimientos decrecientes, de modo que cada nueva medida rinde menos y conlleva un mayor riesgo. Las tasas bajas y las compras de deuda de los bancos centrales, una parte clave de la política monetaria no convencional, alimentan las burbujas de precios de los activos, particularmente los inmobiliarios, y mantienen en funcionamiento empresas «zombi» al permitirles acceso al crédito barato, reduciendo lentamente la competitividad.
Los tasas reducidas también minan los beneficios bancarios, eventualmente reduciendo la capacidad de crédito de las entidades, a la vez que las medidas no convencionales impactan en los mercados reduciendo la liquidez y el acceso a los mismos.
Mientras China, Japón, el BCE y Suiza buscan un tipo de cambio más débil, los bancos afrontan el riesgo de una guerra abierta de divisas, perdiendo su capacidad de impulsar los precios y competitividad mediante la devaluación.
Sturzenegger y el shock de Macri
El presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, afirmó que la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de la Argentina significa «que se está construyendo un sistema político más equilibrado a partir de una división de poderes equilibrada». El funcionario nada dijo de las críticas contra el gobierno por el silenciamiento de las voces opositoras en los medios de comunicación ni de la firma masiva de Decretos de Necesidad y Urgencia para gobernar por parte de Macri. Sobre los planes económicos de la nueva administración, Sturzenegger aseguró que el enfoque «debe ser gradual en el ámbito fiscal y más agresivo en el cambiario y el monetario».
Y reconoció que «la contracción monetaria pueda disminuir rápidamente la inflación, un proceso que venimos evidenciando a lo largo de este mes». «La transición se desarrolla «de forma bastante ordenada y con un bajo traslado de la devaluación a los precios», insistió Sturzenegger.
El funcionario admitió que que «la deuda neta de la Argentina es de sólo el 20% del ingreso».