Llegué a la empresa luego de tener una entrevista con dos jefes que ya no pertenecen al Grupo 23.
Inmediatamente, sabía que iba a quedar; era un cambio de aire, me gustaba el desafío. No pasó más de una hora y llegó ese llamado que tanto esperaba: tenía un nuevo trabajo. Arranqué en el diario El Argentino, brindando soporte técnico a un grupo de raros. Nunca había estado antes con periodistas, y poco a poco los fui conociendo y aprendiendo a llevarme con ellos.
Había un rumor, en el mismo Grupo 23, de que un nuevo diario estaba a punto de salir: efectivamente, Tiempo Argentino; mi pase no fue de inmediato a este medio (ya que prestaba funciones en tres publicaciones: El Argentino por un lado, Miradas al Sur por otro y el BAE. Al tiempo logré estar estable en Tiempo y llenarme de afecto de amigos.
Los partidos de los viernes son los que más disfrutamos, y luego volvemos al diario, contentos a sacar una nueva edición…