“La situación de Tiempo debilita a todo el sector”

Los integrantes del colectivo artístico-político Esfera Común explican por qué decidieron visibilizar desde su espacio el conflicto del Grupo 23. El valor de las manifestaciones en época de ajuste y precarización.

“Tenemos que preguntarnos qué nos subleva. Qué nos reúne y aglutina. Qué queremos detener o impedir. Sobre qué queremos hacer reflexionar o qué queremos construir con el otro”. Esto escribe uno de los integrantes de Esfera Común en una suerte de manifiesto artístico-político que a cada instante se engorda, se modifica, se expande, como un ser vivo que se abre paso en estos días donde la apuesta por el arte se torna fundamental para la supervivencia colectiva. “Esfera Común es un espacio, incipiente, de pensamiento y creación política y cultural. Tiene una periodicidad aleatoria de reuniones presenciales, es decir, en medio de la cultura de la virtualidad y aún utilizando las redes informáticas para comunicarnos, apostamos a los encuentros cara a cara y cuerpo a cuerpo. En lo político buscamos crear un espacio abierto a múltiples identidades con un marco definido de oponernos a las políticas neoliberales”, explica uno de sus integrantes al momento de buscar formas de definir a este espacio compuesto por colectivos audiovisuales, poetas y escritores, curadores e investigadores, comunicadores, docentes, diseñadores y músicos. El 29 de enero pasado, Esfera Común fue uno de los organizadores de las ñoquiadas con las que los trabajadores estatales denunciaron los miles de despidos arbitrarios que impulsa el gobierno de Mauricio Macri. También estuvieron en la carpa de Plaza de Mayo acompañando el reclamo para exigir la liberación de la dirigente Milagro Sala. Ahora preparan acciones de cara al paro nacional del 24, en repudio a los despidos en la administración pública y en reclamo por paritarias libres. Y además, a comienzos de este mes publicaron en su blog (esferacomun.com.ar) un relato coral del conflicto que atravesamos los laburantes del Grupo 23, a través de los posteos que fuimos haciendo en nuestros muros de Facebook. Se puede ver acá: esferacomun.com.ar/wp/2016/02/07/20-posts-y-60-dias-sin-cobrar/

-Ustedes definieron ese relato como “una suerte de dramaturgia de redes sociales a partir de publicaciones personales/públicas sobre la resistencia al vaciamiento, que puede ser leída en clave teatral, junto con imágenes del conflicto y la lucha”. ¿Por qué decidieron visibilizar el conflicto del Grupo 23?
-Una de las primeras consignas con las que intervinimos a través de imágenes fue “Que nadie se quede sin trabajo”. Creemos que la precarización y el ajuste que viene a ejecutar Macri pone en riesgo la subsistencia de las clases populares de conjunto. Formamos parte del mismo espacio social que los trabajadores en lucha por las fuentes de trabajo en el Grupo 23, las trabajadoras y trabajadores despedidos en el Estado, en los medios de comunicación públicos, las cooperativas y emprendimientos que se sostenían precariamente con subsidios y que hoy están en peligro, los medios comunitarios que tienen licencia y pueden perderla y los que iban camino a tenerla y que con la clausura de la ley de medios se les hará imposible. La situación del Grupo y de Tiempo Argentino nos impacta directamente, ya que debilita la situación en todo el sector. Como también lo hace el despido de miles de estatales que tienen profesiones relacionadas con el periodismo.
-¿Quiénes integran Esfera Común?
-Aquí convergen integrantes de diversas disciplinas, desde docentes hasta artistas. También, colectivos de arte y activismo que surgieron desde mediados de los noventa y se multiplicaron en el post 19 y20, como el Grupo de Arte Callejero, el Taller Popular de Serigrafía, Arde! Arte, Intergaláctica, Indymedia. También, colectivos actuales como el Laboratorio Audiovisual Comunitario, R.A.B.I.A. o el bachillerato Liliana Maresca.
-¿Cómo surgió?
-La campaña por el balotaje, la certeza del peligro que corríamos, nos hizo salir a disputar la política en las calles nuevamente. Nos sentimos dentro de esa “militancia silvestre” que supo achicar la diferencia para que la victoria del PRO no fuera un cheque en blanco. De un modo más específico, rescatamos y reivindicamos muchas políticas del proyecto llevado adelante por Néstor Kirchner y Cristina Fernández, pero de otras tenemos profundas diferencias. A la vez necesitamos construir una expresión que pivotee a tres bandas, para hablar desde una experiencia histórica propia, entre la nostalgia del “vamos a volver”, el recuerdo del “que se vayan todos” y las consignas emblema del futuro próximo.
-¿Qué importancia le otorgan a la acción conjunta?
-El filósofo italiano Bifo Berardi habla de nuevos sujetos sociales a través de conceptos que nos interesan como “cognitariado” y “precariado”. En ese sentido dice: “Cuando el primer efecto de la explotación capitalista del trabajo cognitivo es el agotamiento nervioso y el sufrimiento psíquico, la acción social tiene que proponerse antes que nada como terapia mental y relacional. Pero cuando hablo de terapia no me refiero a una técnica que reintegre al individuo roto a la normalidad del consumo compulsivo y la competición económica, sino a la práctica que reactiva la sensibilidad y la empatía. La terapia que propongo no es otra cosa que revuelta y solidaridad, el placer de los cuerpos mezclándose con otros cuerpos. Las movilizaciones pueden ser las mejores acciones auto-terapéuticas que pueden imaginarse. Mejor que un millón de psicoanalistas”. Nosotros creemos en eso.

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