La lucha en la farmacia del Clínicas

Depende de la Cooperadora del Hospital de la UBA. Los empleados no cobraron enero y febrero. Como nadie se hace responsable, los trabajadores tomaron la decisión de seguir adelante por sus medios. Compran y venden los básico y de este modo subsisten y resisten.

Los empleados de la farmacia del hospital de Clínicas, que depende de la Cooperadora y está conformada por 12 empleados, se encuentran en una situación angustiante ante la pérdida de su fuente de trabajo, debido, denuncian, a la decisión de su comisión directiva de no pagar los sueldos de enero y febrero y ante la falta de provisión de la compra de medicamentos para el desarrollo normal de la farmacia.

La farmacia hace 59 años que atiende dentro del hospital. Una de las funciones principales es la provisión de medicamentos para pacientes indigentes y ayuda al hospital en la compra de insumos o en aparatología que requieren algunas cátedras.
La atención y ventas de medicamentos siempre estuvo trabajando muy bien con pacientes dentro del hospital. “La gente siempre acude a nuestra farmacia por los descuentos, en ninguna de las farmacias dan los descuentos que se ofrecen acá”, cuenta Delia Acosta, empleada de la farmacia. “Generalmente los pacientes son de Capital y del interior; no tenemos los números justos, pero por día se llegaba a atender unas 300 personas por día”, calcula.

En esta farmacia el conflicto se inició en el mes de septiembre de 2015, cuando comenzaron a pagar los haberes en cuotas. Pero en enero dejaron de cobrar y hasta hoy no volvieron a ver un peso.

Al principio del conflicto una persona de la comisión se reunió con los empleados para informarles que estaba al tanto de la situación y que estaban analizando cómo resolver el problema. “Fue la única vez que vino”, explicó Costa. En enero se reunieron dos veces con el presidente de la comisión, García del Río, quien les pidió colaboración a todos los empleados, con la promesa de llegar a una solución. “Nunca más apareció”, siguió Acosta, y los empleados no tuvieron noticias de la situación.

Ante la desaparición de los directivos, y la renuncia de la directora técnica por este conflicto, los trabajadores enviaron cartas documentos que no fueron respondidas. Luego los empleados se comunicaron via email a todos los directivos de la comisión, pero como tampoco tuvieron respuesta decidieron hacerse cargo de la farmacia, previo asesoramiento con los representantes del sindicato Utedyc. Lo que hicieron fue seguir con la compra de medicamentos a las droguerías. Pero en muy poca cantidad y en efectivo –“dos mil, cuatro mil pesos en los mejores días”. Con la recaudación de la venta se hacen las compra y lo que queda lo reparten los días viernes en partes iguales. “Si alcanza”, precisa Acosta.

Todo este proceso de compra y contable lo manejan los mismos trabajadores. “Nada se compra de más, compramos lo que sabemos que se va a vender en el día, compramos lo básico y necesario, no stockeamos nada”, dicen los trabajadores.

Pedro Guillerman, otro trabajador, amplía: “Nosotros vamos colocando dinero de nuestro pecunio, comprando con aquellos laboratorios que nos quieren vender y pagando de contado. Ese dinero como da sus frutos, vamos repartiendo la ganancia, pero no llega a un sueldo, no es lo que necesitamos”.

El sindicato logró una conciliación obligatoria el 9 de marzo. Pero fracasó. “El abogado que mandó la cooperadora no estaba facultado para representarla. El Hospital tampoco presentó a ningún abogado. Quedamos embarrados de nuevo”, relata Guillerman. “Hay que rearmar todo de nuevo”.

“¿Las sensaciones? Todos los que tenemos una familia a cargo ante estos conflictos sufrimos, estos desfalcos que se producen en muchos lugares, les afecta más a los casados, sostén de un hogar, que a los solteros. Donde está el riesgo de salud, también. Lo lleva a uno a tomar decisiones, cambio de carácter, etc. El trabajo es el pan de nuestra mesa”.

“Sentirte que se han ido todos, que te han abandonado, decís: qué pasó, no tenés respuesta, no sabés qué va a pasar; me duele que desde el presidente y el resto de las autoridades hayan tenido esta actitud con nosotros. Somos empleados de muchos años, y han tenido buenos empleados, de mucha confianza que no es fácil de conseguir. Duele bastante”, se conmueve Delia Acosta.

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