Por Jorge Muracciore
Entre las promesas de campañade este gobierno que asumió hace tres meses, la eliminación del impuesto a las ganancias, fue bandera no sólo de los sectores sindicales sino que se convirtió en un eje de campaña que hoy ante el mero retoque en las escalas se ha convertido en un bumerang con sectores sindicales que enfrentaron al kirchnerismo y que hoy confrontan por el incumplimiento de dicho tema.Lo paradójica es que el llamado impuesto al trabajo que afecta a los sectores de mas altos salarios, ha eclipsado el profundo deterioro del poder adquisitivo del común de los trabajadores ,en estos dos meses y medio.
A más de diez semanas dicho diagnóstico se ve refutado por la realidad, el incremente de la inflación no se detiene y el valor del dolar pasó de los 13 pesos a 15,65, sin haber encontrado su techo. En lo que va del mes cayeron 1518 millones de dólares. Lo cierto es que la fuerte devaluación la mas importante desde el gobierno de Duhalde en comienzos del 2002. no sólo tuvo como consecuencia un profundo ajuste sobre el conjunto de la economía a excepción de los sectores más concentrados del agro, que junto a los exportadores se beneficiaron no sólo con un dólar que abruptamente paso de 9,50 a 13 pesos, sino que la rebaja en los aranceles de exportación de la soja y la elminación en otros cereales generó una extraordinaria distribución regresiva que en contraposición a la política salarial que se avisora para la apertura de las negociaciones paritarias. Todo esto en contexto, como denuncia en su carta abierta, el Grupo de Curas em Opción, por los Pobres» al exigir el cambio de modelo económico y social que generó hasta el momento mas de 50.000 despidos en el sector Público».
Lo cierto es que más allá de la gran espectativa generada en el electorado, los efectivos slogans de campaña que prometían un cambio que mejorara la vida cotidiana de todos los argentinos, convocando a apostar al cambio como una efectiva forma de romper con la resignación del continuísmo».
No se han visto reflejados en la incierta realidad del común, que no solo ve que las promesas electorales de la desacelerción inflacionaria, y el horizonte laboral de crecimiento, siguen sin resolverse sino que mas que avanzar en la dirección correcta, Las señales en materia económica siguen beneficiando a los mismos de siempre. Con la remanída teória de los noventa: que para lograr el crecimiento de todos se tendrán que beneficiar con ganancias extraordinarias los empresarios , en una suerte de teoría del Derrame aggiornada. Donde en un horizonte cercano ese derrame de ganancias , distribuirá beneficios en las clases subalternas. Mientras tanto la inmensa mayoría de los medios escritos, orales y televisivos, continúan blindando al nuevo gobierno y refuerzan en el imaginario social, que hay que dar tiempo a la nueva administración. En contraposición a este mundo ideal, la vida laboral de miles de trabajadores sigue degradándose y las señales del órgano regulador de las relaciones laborales , el Ministerio de Trabajo muestra una actitud prescindente. Calificando de problema entre privados , los lock- out empresarios, que dejan en cientos de familias en la indefensión ante el accionar impune de las patronales.