Recuerdo la primera vez que entré a Uriarte, sede inicial de Tiempo Argentino, escapándome de mi trabajo, con la ilusión de participar del nacimiento de un diario, algo no muy común en estos tiempos. “Está todo por hacer”, me dijeron y me entusiasmaron. “Entrá con el pie derecho”, me recordó mi mamá como cada vez que emprendo un nuevo desafío. No sé si lo hice, pero sí me acuerdo que ingresé confiada, nerviosa y con una sonrisa.
Recuerdo esa pulsión de querer llamar a todo el mundo, contarles del nuevo diario, conseguir notas, escribir, editar… todo junto. Estaba feliz.
Trabajé siempre en la sección Espectáculos; ya lo venía haciendo en Perfil, primero como subeditora y luego como editora. Desde ese comienzo a hoy nos mudaron de redacción, se fueron algunos compañeros, entraron otros, hice amigos entrañables, conocí profesionales a los que admiro y a los que disfruto leer cada día.
En la sección festejamos los 60 de León y de Charly, despedimos a Cerati, a Alcón, a Badía, a Favio y al Flaco con suplementos hechos con responsabilidad, compromiso, rigor, pero sobre todo con mucho mucho corazón. En lo personal tuve la oportunidad de tener entrevistas/charlas riquísimas con gente talentosísima como Damián Szifrón, Erica Rivas, Carlos Sorín, la bella María Fux y conocer a una persona que se convirtió en un compinche de lujo: Aníbal “La Vieja” Barrios, el plomo histórico de Spinetta que confió en mí para contar parte de su historia y con quien hicimos una de las notas que más me movilizaron en mi carrera.
Además de periodista soy Licenciada en Artes y en Tiempo encontré un lugar donde –además de editar que es mi función principal en el diario- escribir de las cosas que me gustan: música, cine, teatro… y todo sin miradas ajenas que me condicionen. Encontré un espacio de absoluta libertad donde crezco y aprendo a diario.
Creo que la vocación –o así fue en mi caso- aparece desde que somos chicos. Al menos algo hay ahí cuando uno apenas toma conciencia del espacio y el tiempo que habita. Así fue como leí en esos cuadernos que los padres completan con los “progresos” de sus hijos que de niña mis pasatiempos preferidos eran escuchar las historias que me contaban, crear las propias, escuchar música y pasar largo rato viendo revistas. Claro que sonreí cuando descubrí esos escritos de puño y letra de mi mamá. Hoy soy yo la que escribe, en un cuaderno apenas estrenado, esa primera historia de mi hija Emilia de tres meses, quien con sus sonrisas me acompaña por estos días junto a su papá, Lean, mi gran compañero de vida. Olla popular, mateada, festival en el parque, Emi ya tiene rumba y lucha. Ojalá el diario también las siga teniendo. Casi me animo a decir que Tiempo tiene uno de los mejores planteles de periodistas de los medios gráficos que hay. Por nosotros, los que hacemos el diario, redacción, corrección, arte, fotografía, por la gente de mantenimiento, de recepción, por nuestras familias, por nuestros lectores… ¡Queremos Tiempo para rato!
excelente nota llena de corazon esperanza y ganas de seguir adelante en este tiempo tan complicado para los q conforman el plantel de tiempo!!! emociona hasta las lagrimas!!!! fuerza a todos!!!! nadie puede robar de un plumazo y vale mil vecesmas en este caso la palabra!!!! todo lo q conquistaron y por loq se esforzaron!!!!! deben segyir haciendo valer los derechos q les corresponden!!!!!!!!!!!!!! vamos tiempo!!!!!!!
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