Crónica de treinta días de permanencia en defensa de los puestos de trabajo

La redacción de Tiempo se transformó en una extensión de los hogares de periodistas y fotógrafos. Las guardias y el trabajo cotidiano. La solidaridad de sectores políticos, sociales y colegas de prensa. El motor de la edición del boletín «Por más Tiempo».

El sol sale por la ventana del fondo, allá donde se termina la redacción, allá donde las sillas vacías de los editores de Política no alcanzan a dar sombra. Amanece un nuevo día en el edificio que hasta hace un mes era nuestro lugar de trabajo y que ahora se transformó en una extensión de nuestras casas. Llegó la hora del mate compartido entre los que durmieron sobre colchones desparramados por ahí y los que llegan para cubrir el turno de la mañana. Comienza un nuevo día de esperanzas. Porque, che, en algún momento tiene que haber una solución. No cobramos nuestros sueldos desde hace tres meses, el diario no sale desde hace un mes, pero nosotros seguimos acá, juntos, unidos, tirando para adelante, con la fe intacta, con la fuerza de quien sabe que tiene razón. Sólo queremos seguir trabajando, que nos paguen por hacerlo, que nos salden la deuda por lo que ya hicimos. ¿Es mucho pedir? Parece que no. La lógica indica que no. Pero sí. En este tiempo que nos toca vivir ya estamos convenciéndonos de que sí es mucho pedir.

Esta permanencia pacífica en nuestro lugar de trabajo cumple un mes. La solidaridad de mucha gente hizo que sobreviviéramos comiendo lo que venga y durmiendo poco, nuestro empuje hizo que fuera posible, las actividades programadas en las asambleas hicieron que no fueran tan tediosas las horas en la redacción, el silencio y la desidia de los dueños hizo que la bronca también se transformara en un motor para seguir luchando. Sobran las anécdotas, emocionan las muestras de solidaridad. Desde la lectora que llega a media tarde con una pasta frola “para acompañar este mal momento” hasta el colega de otro diario que aparece con una pila de billetes “resultado de una colecta entre los compañeros”. Desde las asambleas vespertinas multitudinarias hasta las charlas entre cuatro cuando un sábado a la mañana se hace difícil la concurrencia. Desde la juntada para ver un partido de fútbol por la tele hasta la tortilla al disco que hacen entre varios (y que comen entre muchos) en el patiecito del tercer piso. Siempre con una sonrisa, con el ánimo arriba. Pero cuando la sonrisa empezó a transformarse en mueca y el ánimo flaqueó, nunca faltó la palabra de aliento del otro, del que la está pasando igual de mal. Así nos hicimos fuertes.

Por Más Tiempo (la página y el boletín) nos sirvió para demostrar y demostrarnos que estamos vivos, que seguimos siendo periodistas, fotógrafos, diseñadores, dibujantes, infógrafos. Toda la gente que nos leyó y nos apoyó en este emprendimiento nos dio vida mientras los dueños de la empresa intentaron matarnos. Por eso, un mes después, aquí estamos. Y estamos dispuestos a seguir peleando por nuestra fuente de trabajo, por nuestra dignidad, por nuestras familias.

No queremos que esta batalla la ganen los empresarios corruptos que nos deben tres meses de sueldo y el medio aguinaldo del año pasado. No queremos que el Estado nos dé la espalda. Por eso seguimos acá, en nuestro lugar, como desde hace 30 días, con esperanza, la fuerza renovada y la unión a flor de piel. Soportamos promesas incumplidas a montones de quienes nos deben pagar y no lo hacen. Y también que nos ningunéen. Lo que no soportamos es que nos quieran quitar la dignidad. Por eso estamos acá y permanecemos acá. Desde hace un mes y hasta que encontremos una solución.

Una acción contra el lock out patronal

El lunes 29 de febrero Tiempo volvió. Ese día los trabajadores produjeron y publicaron en versión digital una edición del diario que, desde hace un mes, no llega a sus lectores.

La decisión adoptada en asamblea apuntó a desenmascarar el lock out patronal que frenó la impresión del matutino como parte de su plan de vaciamiento. Mostrar al diario vivo por el trabajo de sus periodistas y reporteros gráficos fue otro de los grandes objetivos. Y se cumplió.

La edición incluyó varias primicias y títulos que replicaron durante toda la jornada. La primera declaración de Milagro Sala desde la cárcel -la dirigente de la Tupac Amaru acusó al Poder Judicial y al gobernador Gerardo Morales por su situación judicial-, las novedades del caso Nisman, lo que no se había contado sobre el encuentro entre Mauricio Macri y el Papa Francisco, y la situación del Hospital Garrahan, fueron sólo algunas de las producciones que incluyó un «ejemplar» que mostró que en la redacción de Tiempo todavía late la energía y el profesionalismo para hacer un diario.

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